La cúpula del transporte decidió no reveer el inconsulto incremento de las tarifas del autodenominado transporte “especial”. Cada día que pasa hace más difícil dar marcha atrás. La conformidad parece ser un sentimiento cotidiano de los ciudadanos, lo que no quiere decir que debamos estar inconformes con todo.
El tránsito, la seguridad vial, un buen servicio de transporte público, el respeto de la Ley, requieren decisión y voluntad de todos. El tránsito, un caos en la ciudad de Riobamba, situación que se agudizó con el inicio del año lectivo. En las mañanas es lo cotidiano y la ausencia de la policía también. No dudamos de las buenas intenciones de las autoridades, pero ya saben lo que dice el refrán.
Padres apurados, taxis por doquier, rebasando, pitando, parando en cualquier parte de la calle, crean estrés, la contaminación por ruido es insostenible. Un elemento policial parado junto a un semáforo en funcionamiento, da cuenta de la falta de criterio al planificar cómo enfrentar este problema.
Mientras ¿quién está velando por la calidad del servicio en las unidades de transporte urbano? ¿Acaso está sin control?
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