Los análisis y disquisiciones sobre la libertad de expresión están al orden del día debido al tortuoso debate sobre el proyecto de Ley de Comunicación.
“La deontología informativa ayuda a construir una sociedad democrática,… optimizando el derecho a la información, creando grupos de recepción crítica de medios en la sociedad, optimizando el derecho a la información.” La libertad de expresión es un derecho de todos los seres humanos, tratados internacionales y constituciones lo recogen, así como la responsabilidad de ejercerlo adecuadamente.
En nombre de la libertad de expresión, se cometen excesos cuando se confunde el derecho a informar con el abuso del poder político y el de expresarse, con algo que llamaremos la opinología. Ciertos individuos autoinvestidos de solvencia moral para, a través de la palabra, la letra o la imagen ofender, juzgar y sentenciar. Como ejemplo, los propios actores políticos han utilizado a los medios y a comunicadores para estos fines.
Parecería que lo que se quiere definir es ¿quiénes son los dueños de la verdad. Los medios y los periodistas, los ciudadanos, el gobernante en turno? ¿No es precisamente eso lo que exigimos cambiar?
Dejemos de creernos dueños de la verdad.
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