Por:
Diego Moncayo Amores
Hace un año, y luego
de un proceso de debate público, la Asamblea Nacional decidió en debate
definitivo la aprobación de la Ley Orgánica de Comunicación LOC, la expectativa
tras su promulgación, fue que esta decisión permitiría perfeccionar, corregir y
democratizar el ejercicio de este derecho en el país.
El trabajo que se realiza en los medios de comunicación
es débil en su rigurosidad metodológica y se apoya demasiado en reproducir las
declaraciones de los actores sociales sin preguntas o cuestionamientos y, por
otro lado, al pretender ser crítico, sin criterio ni rigurosidad, se convierte
más bien en un atentado a los derechos, se abunda en comentarios que al ser
excesivos, caen en la divagación, sobre todo si no se está bien sustentado,
dejando en evidencia a momentos agendas ajenas al rol del comunicador. Otro
aspecto, es el afán de los periodistas de destacarse sobre los demás y la
resistencia a trabajar en equipo. Llegando inclusive a la competencia desleal o
al servilismo.
El trabajo debe estar encaminado a reflejar
los problemas del ciudadano y trabajar para lograr el respeto del ordenamiento
jurídico. Esto no significa que se tenga que ocultar o dejar de reflejar los
sucesos de una sociedad en crisis de valores, pero para ello no debemos
escandalizar, manipular o esconder. En el campo de la formación, hay un reto
para la cátedra, de entregar a los futuros comunicadores, además de
herramientas técnicas, profundos valores éticos, predicando con el ejemplo.
El poder debe entender el papel del viejo principio de la
profesión, ser perro guardián de las instituciones, que a las autoridades y
dirigentes políticos les incomoda. Les disgusta que les investiguen. Si al poder se le ha calificado de arrogante,
también existe en el periodismo, no en todos. Cada medio y cada periodista debe
responder por lo que hace. Tampoco se puede negar cierta mediocridad y falta de
preparación como en toda profesión. Tenemos el desafío de estar actualizados,
no solo titulados. Aplicar los cinco sentidos del periodista que
estableciera ese gran reportero polaco, Ryczard Kapuscinsk: estar, ver, oir,
compartir, pensar, o; lo que el escritor checo Milan Kundera fijó como el undécimo
mandamiento del oficio, la búsqueda de
la verdad.
La Unesco señala que
construir ciudadanía es favorecer la participación activa de la gente en la
edificación y transformación de la sociedad en la que viven, conforme a sus
necesidades e intereses. De este modo, se amplían sus opciones y oportunidades
para acceder a mejores condiciones de vida, donde nosotros, los
ciudadanos, somos o deberíamos ser, los principales protagonistas y beneficiarios.
Hoy, es imposible
pensar en la formación de esa cultura política ciudadana al margen de los
medios masivos de comunicación, más aún cuando se ha constatado que ni las instituciones estatales, ni los partidos políticos han asumido esa
obligación de manera equitativa y desinteresada.
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