jueves, 19 de noviembre de 2009

CRÓNICAS DEL TREN-EL FERROCARRIL ECUATORIANO,MÁS QUE UNA AÑORANZA




Hace más de cien años, el tren hizo su aparición en el Ecuador. Quizá muchos, tengan una vaga idea de lo que ha significado este medio de transporte producto de la revolución industrial, para este país andino, sobre todo, de lo que su presencia significó para cientos de miles de ecuatorianos cuyas vidas se desarrollaron a lo largo de los 452 kms del recorrido, de este caballo de acero que, lento pero seguro marcó con su vibrar incesante, el desarrollo de ciudades y pueblos, así como las vidas de personas y familias.

Los Ferrocarriles Ecuatorianos inician su historia en forma casi simultánea con la vida republicana del Ecuador, dejando como testimonio varios hechos que marcaron su existencia: 1842, establecimiento de un pequeño ferrocarril en Chonana-Guayas, durante el Gobierno de Juan José Flores; 1861, García Moreno convoca a la primera licitación para construir el ferrocarril del Sur; 1845, al morir García Moreno se han construído 45 kms de vías y circulan dos locomotoras entre Quito y Guayaquil; 1897, el presidente Eloy Alfaro, firma el contrato con Archer Harman y se crea la The Guayaquil and Quito Railway Company; 1901, se concluye el tramo de la famosa Nariz del Diablo; 1905, llega el Ferrocarril a Riobamba; 25 de junio de 1908, inauguran el Ferrocarril del Sur.

Desde los primeros años de la vida política del país, diferentes gobiernos han considerado al ferrocarril como parte importante de su desarrollo. Cuántos presidentes han procurado siempre en sus discursos, tocar esa fibra sensible de los ecuatorianos, como es la añoranza del paso del tren por aquellos pueblos que en el apogeo de esta empresa, crecieron y se desarrollaron a su paso.

Es que el ferrocarril, acaso se ha convertido solo en eso, en parte de los discursos emocionados de ocasión, solo en una añoranza?

Es acaso, por hoy el tema obligado para el coloquio en aquellas ciudades como Riobamba, capital de la provincia del Chimborazo ubicada en el centro del país, en donde cientos de familias cuentan entre sus miembros por lo menos a un ex trabajador o ex trabajadora de los ferrocarriles. Con nostalgia muchos de estos ciudadanos, se reencuentran con sus recuerdos al pasar por la estación del ferrocarril, ubicada en el corazón de la capital chimboracense, adornada con el más bello espectáculo natural, La Avenida de los volcanes. Otros, indiferentes a lo mejor se preguntan, qué significado tienen esas edificaciones, esos viejos durmientes, a dónde nos conducen esas oxidadas rieles, para qué nos sirve la permanencia del ferrocarril?

Quizá los únicos que puedan responder esas interrogantes, sean aquellos que fueron parte de la historia del tren. Llamadores, fogoneros, maquinistas, jefes de estación, técnicos, administrativos. Tal es el caso de Hermel Heredia, ex llamador, su paso de 30 años por el ENFE, entre el 48 al 78, según recuerda, “ingresé muy jóven, me tocaba ir de casa en casa buscando a los miembros de la tripulación para el convoy, estaba compuesta de seis integrantes, maquinista, fogonero, brequero. Me tocaba recorrer a pie, luego nos dieron una bicicleta, imagínese que me tocaba ir al barrio Ferroviario, de ahí a San Alfonso, a la Panadería. Me tocaba volar”, reseña Heredia.

Será acaso más fuerte la voluntad de hombres y mujeres, de riobambeños, chimboracenses y ecuatorianos, frente a décadas de desidia, aprovechamiento, intereses económicos y promesas demagógicas? El ferrocarril entró en decadencia a principios de la década de los sesenta del siglo pasado. El aspecto fantasmal de estaciones y pueblos que se encuentran a lo largo de la ruta ferroviaria, contrasta con los recuerdos de años dorados y experiencias humanas como la de Sonia Andrade, ex funcionaria de los ferrocarriles, quien se desempeñó como telefonista y técnica en la oficina de recursos humanos entre el 69 y el 72, “la empresa era la única que ofrecía este servicio de telecomunicaciones, era más o menos como el sistema de telégrafo, con puntos y rayas, ya sabíamos identificar a qué estación se llamaba, Riobamba, Bucal, Durán. Los bancos utilizaban bastante nuestros servicios” indica, “cuando voy a las oficinas centrales en Quito, ya no es como era antes, cuando veo esto me da mucha pena, y me dan ganas de llorar, y cuando veo que está surgiendo me contento. Para mi el ferrocarril era lo más grande…”, señala con la voz entrecortada.

El 16 de septiembre del 2005, se creó la actual Empresa de Ferrocarriles Ecuatorianos EFE, lo que significó la desaparición de la ENFE, Empresa Nacional de Ferrocarriles del Estado. Según la ley de creación la actual empresa, ésta tiene su sede en Riobamba, paradójicamente y a pesar de alentadores anuncios realizados las actuales autoridades, el tramo de Chimborazo, parece ser el menos atendido. Sin embargo, el gerente regional de la empresa, asegura que hay algunos trabajos que se realizan con miras al 2010, en la Estación de Riobamba. “En la estación de Riobamba, está funcionando la Subgerencia de la Empresa, antes no funcionaba, aquí, eran espacios abandonados. Estamos haciendo pruebas del tren patrimonial, estamos coordinando con la señora Ministra de Patrimonio, con Turismo. Se está repotenciando las máquinas y se está capacitando a técnicos en el manejo de las locomotoras electrodiesel Alston. Los talleres de Riobamba se convertirán en los principales en estos trabajos de repotenciación”, indica Cabrera.

Durante el actual Gobierno del Presidente Rafael Correa, se declaró a la red ferroviaria del Ecuador, “Monumento Civil y Patrimonio Histórico Testimonial simbólico”, en qué nos beneficia esta declaratoria? Es una pregunta que deberán responder las autoridades con concreciones, mientras esperamos el cumplimiento de la anhelada rehabilitación anunciada para el año 2012.

El ferrocarril, símbolo histórico del país, atractivo turístico mundial, obra maestra del ingenio y la técnica, es más que eso, es parte nuestra, de nuestra gente.

Para el periodista César Andrade, ex Secretario General en los ferrocarriles, se añora el ferrocarril, “Por ejemplo el tren de navidad recorría las estaciones del país llevando el saludo y el agasajo a los trabajadores, dándole presencia a la empresa. (En el campo social), el Club Ferroviario de Riobamba, era de gran prestigio, comparable en esa época con el Club Chimborazo”, en cuanto a la rehabilitación Andrade dice, “aún no pierdo la esperanza de que en este gobierno del Presidente Rafael Correa más bien haya una nueva luz para el ferrocarril, así lo ha reiterado en varias ocasiones, este ferrocarril es una inyección de fe, un inyección de compromiso, para que el ferrocarril siga surcando los caminos de la Patria”, concluyó.

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